Entre versos y experiencias de la vida…

Hola queridos amigos, mi nombre es Fray Mauricio Villa Gómez, soy religioso de segundo año de teología del Seminario Mayor de Suba, de origen antioqueño y hace ya seis años que estoy viviendo esta maravillosa experiencia de vida entregada a Dios por medio de la Orden de Agustinos Recoletos. Qué importante para nosotros los formandos poder tener esta oportunidad, para así poder expresar y compartir nuestros sentimientos y todo lo que vivimos y vamos construyendo a diario en esta etapa tan importante de la vida religiosa, donde aprendemos lo más valioso para ser grandes seres humanos y religiosos el resto de nuestras vidas, o unas grandes personas en el mundo laboral y familiar si Dios nos muestra otro camino distinto. Pero bueno, entremos en materia; ¿qué hacemos nosotros en nuestra vida cotidiana? Pues nuestro estilo de vida no es para nada extraño como pueden pensar muchos jóvenes de hoy e incluso muchas personas adultas: estudiamos, ayudamos a educar a otros jóvenes y niños, trabajamos como muchas y con muchas personas, oramos por nosotros y por los que no tienen tiempo o disposición para orar, nos divertimos sanamante, salimos a pasear, vivimos en comunidad, tratamos de estar al día con el mundo y con lo que éste nos exige… en fin, actividades que también tú joven o jovencita, profesional o padre de familia realizas para tu crecimiento y búsqueda de metas en tu vida. Entre tantas actividades tenemos una que es muy especial; son los retiros espirituales anuales, pues son un medio importantísimo para evaluar nuestra vida, conectarnos con el Señor Jesús que es nuestro amigo y compañero de camino y tomar nuevas fuerzas para continuar nuestro caminar. Fruto de estos retiros es el siguiente poema que he compuesto este año en el Convento del Desierto de la Candelaria, remanso de paz y cuna de la recolección en Colombia y América Latina, que si aún no lo conoces vale la pena darte el paseíto. Es un poema que refleja el llamado que Dios un día me hizo para seguirle y todo lo que tuve que sortear para darle una respuesta como hasta ahora lo vengo haciendo… ojalá sea un medio para que muchos jóvenes también se animen a embarcarse en esta maravillosa aventura que es la vida religiosa.

A QUIEN SEGUIRÉ?

¿A quién seguiré?, era la pregunta que en mi juventud surgía… ¡Ya te encontré! Por esos ahora mi alma canta plena de alegría.

Te buscaba entre tanta gente, la vida misma tantas cosas me ofrecía; lujos, poder, riqueza; todo se me daba fácilmente;

amor, querer, placer y fantasía; pero igual que el agua de la fuente la felicidad ente mis torpes manos se diluía.

Quería hallarte entre tantas cosas, olvidando que son dos las importantes, que eres tú la esencia de las cosas, y te escondes en el corazón de cada amante. Mi alma sentía sed del infinito, de encontrar un día la dicha verdadera, de encender en tu amor mi corazón contrito, de hallar por fin la paz perfecta y duradera.

¡Señor! Cuántos días y noches te anhelaba, en cuántas realidades te creí presente, sin reconocer que en mi interior estaba, tu imagen tan viva y tan latente.

Hasta que llegó aquel tan deseado día, en que por fin dejaste ver tu rostro en tantos signos, tu voz se hizo clara como el sol de mediodía, para invitarme a seguirte cumpliendo tus designios.

Es entonces desde hoy como en antaño Que encontré la respuesta a la pregunta que me hacía Sintiendo ya tan familiar la voz de aquel extraño Que continua y suavemente en mis oídos repetía: ¿A quién seguirás?... Yo quiero ser tu paz No tengas miedo, yo estoy contigo… Dame tu mano, ¡ven! quédate conmigo.